¿Y el minero que debía ‘tumbar’ a Morales con Camacho?

‘Maneja a toditos lo mineros; es un líder’, contó el expresidente cívico cruceño y ahora gobernador Luis Fernando Camacho.
En 2019, Luis Fernando Camacho contó que acordó con un dirigente minero “tumbar a dinamitazos”, y con 6.000 hombres, a Evo Morales. El nombre de su aliado quedó en el misterio, aunque dio pistas: “Maneja a toditos los mineros; es un líder”.
El caso volvió a la agenda pública luego de que los diputados del Movimiento Al Socialismo (MAS) Andrés Flores y Deisy Choque dijeran el martes que entonces Morales “instruyó” al Pacto de Unidad y a la Central Obrera Boliviana (COB) pedir su renuncia.
De manera coincidente y por separado, en reacción a esas declaraciones, los principales protagonistas de la crisis poselectoral, Carlos Mesa, Jeanine Áñez y Camacho, calificaron de “autogolpe” la renuncia de Morales, el domingo 10 de noviembre de 2019. En consecuencia, exigieron frenar la “persecución política”, el primero, y su liberación, los segundos.
Al mediodía de ese domingo, el secretario ejecutivo de la COB, Juan Carlos Huarachi, pidió la renuncia de Morales. “Le pedimos al Presidente que reflexione en ese pedido que tiene el pueblo boliviano; si es por el bien del país, si es por la salud el país, que renuncie nuestro Presidente”, dijo ante la pregunta de una periodista.
En las movilizaciones previas a la renuncia de Morales, Camacho develó que había pactado con tres instituciones “clave” para presionar al mandatario. Luego de Huarachi, fue el Alto Mando de las Fuerzas Armadas, comandado por William Kaliman, que sugirió la dimisión del mandatario; también lo pidió el entonces comandante de la Policía Boliviana, el general Yuri Calderón, cuya institución ya se encontraba amotinada en varias regiones del país desde el viernes 8 de noviembre.

En un video publicado el 27 de diciembre de ese año, Camacho contó detalles de su protagonismo en el derrocamiento de Morales a los amigos de su fraternidad —que le rindieron un homenaje con mural— desde cuando instruyó, en su condición de titular del Comité pro Santa Cruz, un paro indefinido en protesta contra Morales y el presunto “fraude” en los comicios del 20 de octubre.
“Fue mi padre que cerró con los militares para que no salgan”, dice en una de sus develaciones más importantes de los hechos.
“Con la Policía, de la misma manera, fue mi padre. Cuando pudimos consolidar que ambos no iban a salir, fue que dimos las 48 horas (de plazo)”, admite el entonces líder cívico regional.
Sin embargo, lo llamativo de sus revelaciones fue el pacto que suscribió con un importante dirigente minero, cuyo nombre no dio, “por seguridad”.
Minero
El nombre se encuentra en el misterio, pero Camacho insinúa en el video: “Hay que contarlo, porque ese minero fue realmente la cereza para que él se vaya; fue la cereza completa; un tipo humilde, sencillo, pero que maneja a toditos los mineros; es un líder”.
Cuenta Camacho que conoció a ese minero en los intentos que hizo por llegar a La Paz antes del 6 de noviembre, cuando finalmente lo logró y se instaló en el hotel Casa Grande. Según dice, el dirigente había liderado las movilizaciones en el aeropuerto de El Alto para impedir su ingreso a La Paz.
“Cuando vine la primera vez que nos devuelven, se viene un minero, que no está en peligro por seguridad, hasta que tengamos un gobierno conformado y que no vuelva el MAS, que no lo voy a decir. Me dice: ‘Yo estaba en El Alto; yo fui el que organicé para que no entres’”, recuerda Camacho.
Sin embargo, la tarea que le ofreció el minero al dirigente cívico fue condicionada. “Me dice: ‘Yo necesito, por favor, que me des las condiciones para poder trabajar’. Se le dio las condiciones, se le dio lo que necesitaba y el tipo se fue a trabajar y comenzó a traerme a la gente: llegaron los Ponchos Rojos, los interculturales…”, dice.
El 4 de enero de este año, el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, denunció que Camacho, en la crisis poselectoral de 2019, “depositó” dinero, desde su cuenta del Banco Ganadero, a favor de su familia, su entorno político e incluso del entonces comandante de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB), Gonzalo Terceros, uno monto de Bs 29.000.
Cumplido, el trato, la idea era “tumbar” a Morales. “La charla fue larga y me dice: ‘Yo te voy a tumbar a Evo Morales, pero prométeme ser presidente’”, relata.
Incluso, el minero estaba dispuesto a mostrarse públicamente. “Dice el tipo: ‘Júntame a toda la gente, a todos los cívicos en la puerta del hotel, voy a dar la cara’. Hasta ese momento solo había hablado conmigo. Ya tenía 6.000 mineros llenos de dinamita para entrar y sacar a Evo Morales”.
“Y me dice: ‘Me llamó Evo Morales en la mañana para pedirme que resguarde la plaza Murillo porque los militares le habían dado la espalda y los policías igual. Le dije que no. ‘Y eso es una guerra de Evo Morales; necesito sacarle hoy, porque si no, los militares van a venir por mí’, dice. Le dije: ‘No, no se preocupe, hablé con los militares, con el general, me dijo que no iban a salir”, continúa el recuento de Camacho.
Sin embargo, el minero conminó a Camacho: “‘Te doy hasta el domingo; si el domingo no se va, el lunes le saco yo con dinamita’”.
Morales renunció a las 16.52 de ese día en Chimoré.
La Razón