Ricardo Jaimes Freyre y Franz Tamayo, en el épico duelo congresal

(ABI). – El miércoles 11 de enero de 1922, momento después de jurar como canciller de la República, Ricardo Jaimes Freyre, acudió a la Cámara de Diputados para responder a la demanda de interpelación planteada por el diputado Franz Tamayo, para que aquel explicase sus ideas favorables al dictamen de una Comisión de tres juristas de la Liga de Naciones respecto del planteamiento boliviano de revisión del Tratado de octubre de 1904 firmado con Chile.

Tamayo empezó por referir una anécdota de la guerra franco-inglesa para invitar al Ministro a que empiece a actuar en el debate.

El diputado Anze Soria interrumpió para expresar que el debate debía hacerse en sesión reservada.

Tamayo cortó el incidente manifestando que sólo con una noción concreta se le podía interrumpir. Continuó su discurso en sentido de que se proponía situar el debate en terreno esencialmente jurídico. Su demanda no ha tenido ningún móvil político porque está encaminada a establecer el alcance de las opiniones del actual Canciller sobre el derecho patriótico en el asunto del Pacífico.

UNA INTERRUPCIÓN

El Ministro interrumpe: “Mis opiniones sobre esta situación han sido vertidas en sesiones rigurosamente reservadas de la Convención y no creo sea procedente que se trate de ellas en sesión pública”.

Evidentemente, dice Tamayo, pero esa reserva ha sido levantada por la Cámara de Diputados mediante voto unánime que resolvió la publicación del solemne voto convencional. El Senado ha resuelto también levantar. La interpretación constitucional a la que parece referirse el Ministro es que puede reservarse solamente la discusión de las cuestiones cuya publicidad sea un peligro para la patria. Pero la cuestión planteada es conocida en todo el mundo; ha sido debatida en Ginebra.

EL DEBATE DEBE SER PÚBLICO

Agrega el diputado Tamayo que el debate debe ser público porque será debatida una cuestión de alta trascendencia jurídica. Se espera únicamente la demostración de la condición esencial de los hombres de Estado; el coraje político, la ausencia de miedo para exponer en público, de cara al sol, las opiniones que sustenta.
“Como hombre honrado, como patriota y como abogado que he sido de la causa boliviana, aseguro que no hay ningún peligro para que se trate la cuestión públicamente”.

EL PLIEGO ENTRAÑA UNA ACUSACIÓN

Sostiene enseguida el Ministro que la publicidad del debate será resuelta por la Cámara y añade que el pliego del diputado interpelante entraña una acusación

Tamayo.- El señor Ministro adelanta su defensa antes de que haga uso de mi derecho de exponer los fundamentos de este acto…

Ministro.- Reconozco ese derecho y solamente definía el carácter de la interpelación…

Habla, enseguida, de que es la primera vez que se llama a un Ministro sin saber de qué se le acusa ni sobre qué ha de debatir. El Ministro acaba de posesionarse; nada ha hecho aún.¿De qué ha de juzgársele? ¿De qué opiniones se trata? ¿De las que vertió como ministro de instrucción, como diputado o como colegial?… En ninguna parte se encontrará esas opiniones…

Tamayo.- No se atormente el señor Ministro. Yo le mostraré sus opiniones y sus errores.

Ministro.- Tal vez se ha ido a buscarlas en mis discursos de la Convención, pero como diputado no debo explicaciones a nadie.

Tamayo.- Como ministro, sí…

Ministro.- Tal vez…

Tamayo.- La Cámara lo dirá…

Ministro.- A ello vamos.

DESDOBLAMIENTO DE LA PERSONALIDAD

El Ministro explica, en seguida, que el diputado y el ministro son dos personalidades diferentes; el primero expone ideas y opiniones con la libertad y amplitud que le acuerda la Constitución y con responsabilidad propia; mientras que el segundo hace en nombre del Ejecutivo y no expone opiniones exclusivas.

Tamayo arguye que las cosas deben situarse en el terreno jurídico y que, al desdoblar la personalidad de un ministro, el interpelado está en un error. Si existiera esta vinculación, un voto de censura recaería sobre el presidente de la República, Bautista Saavedra, la que no es posible aceptar. El ministro es una personalidad y el presidente otra. El ministro concurre a la Cámara con sus opiniones propias. Por lo demás el Ministro ha expuesto las suyas con elegancia y graciosamente…

Ministro.- Lo gracioso se queda para usted.

Tamayo.- Es inaceptable esa división de opiniones. Si un ciudadano que piensa, honradamente, por cierto, de modo contrario al derecho patrio, y es llamado a gerentar los derechos del Estado, ¿cómo no ha de advertirse el gravísimo peligro que ello entraña para la nación, aunque ese diputado hubiese cambiado de opiniones por un ministerio?…

EL MINISTRO SOSTIENE SUS OPINIONES

Interrumpe el Ministro.- Sólo digo mis opiniones.

Tamayo.- Muy bien, la cuestión se facilita. Conocéis, señores diputados el concepto dominante en la nación sobre el derecho boliviano. Y yo denuncio al señor Ministro de sustentar opiniones contrarias a ese derecho.

Luego concreta esas opiniones en la forma siguiente: 1º. El Ministro ha sostenido hasta diez veces que la Liga de las Naciones no es institución jurídica: 2º. Que ha desaprobado toda la actuación jurídica de Bolivia en la cuestión del Pacífico; y 3º. Que ha manifestado que el dictamen de los tres juristas, es tan justo, tan jurídico, tan aceptable, que el Ministro no vacilaría en firmarlo…

Ministro.- Esas opiniones y sus fundamentos fueron expuestos en sesión reservada, cuyo secreto no puede violarse…

Tamayo.- No importa, señor Ministro.¿Es posible poner un abogado, un político, un diplomático que piensa contrariamente al derecho patrio en la gerencia de los negocios internacionales? ¿Y habrá diputado que permita que tal abogado continúe un minuto más en el ministerio? De mi parte digo que no. El dictamen, que el Ministro no vacilaría en firmar, ha sido impugnado, como lo hizo conocer El Diario, por Sir Robert Cecil, aparte de que también impugnó M. Poincaré, expresidente de Francia.

SESIÓN RESERVADA

Agrega todavía diversas otras consideraciones sobre estos puntos, a las cuales replica el Ministro que esas opiniones fueron dadas en su carácter de diputado para aclarar el criterio de los representantes nacionales y no para que se impusiera determinada interpretación de los tratados.

Cumplido el deber y por haberlo hecho así contestará la interpelación en sesión reservada porque no está en iguales condiciones que el diputado interpelante. Cualquier opinión que lanzara sobre el particular sería tomada en el exterior como propósitos de planes oficiales de la Cancillería de Bolivia. Concluye pidiendo que se pase a sesión reservada. El Presidente de la Cámara así lo dispone.

CONTINUARÁ EL DESBATE EN SESIÓN PÚBLICA

Tenemos conocimiento de que el voto recaído sobre si el debate interpelatorio al Ministro de Relaciones Exteriores se realizará en sesión pública o reservada, fue favorable a la primera forma, debiendo continuar el 12 de enero. El voto que así lo dispuso fue decidido de empate por el presidente de la Cámara, señor Paredes.

CANCILLER EN LA CÁMARA DE DIPUTADOS

El día 12 de enero, continuó debatiéndose en sesión pública el pliego interpelatorio del diputado Tamayo sobre las opiniones del canciller Jaimes Freyre.

Abierta la sesión matinal, el interpelante concretó su demanda en los términos siguientes:

EL MINISTRO PARTIDARIO DEL INFORME DE LOS TRES

El señor Ministro es partidario de ese documento, dijo, el cual es contrario a la tesis boliviana. Sin embargo, el expresidente (de Francia, Raymond) Poincaré ha refutado anticipadamente a la concesión de los tres escribas de Ginebra y al Canciller boliviano.

Ministro.- ¡No fui delegado, señor diputado!

Tamayo.- Si el Ministro no es representante de los “tres” resulta uno de los comisionados porque está dispuesto a firmar el dictamen… El dictamen de los “tres” significa establecer una excepción de inoperancia de las partes; y si ello es así¿para qué sirve la Liga de las Naciones? Por esto, si hay criterio jurídico en la Asamblea de Ginebra, ese dictamen ha de ser declarado inexacto, contrario a la justicia y contrario al pacto de Versalles. Ya lo dijo M. Poincaré: “Ninguna excepción de competencia se puede oponer, frente a lo establecido en los artículos 13, 15 y 19 del Tratado de Versalles”.

La interpretación dada por los “tres” será declarada atentatoria, como una blasfemia contra la Liga y porque causa un daño al derecho boliviano. Ese dictamen, está, pues, herido de muerte, por dos razones, técnica la una y por ser antiintelectual la otra.

El pueblo boliviano con ese su sentido íntimo, genial, de todos los pueblos, ha reconocido ya la injusticia de ese dictamen y opina como Poincaré. El debate está ya definido; las posiciones del Canciller y del interpelante están determinadas. El señor Ministro está dispuesto a firmar ese dictamen, tomando ese documento como una base para futuras gestiones, según sus declaraciones lealmente expuestas y confirmadas ahora. Pero como el ministro piensa lógica y coherentemente, siguiendo el curso de sus razonamientos, dice: “La demanda boliviana de 1920 y 1921 ha sido un escandaloso fracaso”, textualmente…

Ministro.- No he dicho textualmente eso… No dije “escandaloso”.

Tamayo.- Esta opinión no es única del señor Canciller, sino de muchos publicistas bolivianos que apoyan el practicismo.

EL SAAVEDRISMO DEL INTERPELANTE

Los periodistas me han dicho varias veces que estoy vinculado con el Gobierno, llamándome saavedrista, como una acusación. Esta no deja de tener fundamento; evidentemente estoy vinculado con el Presidente de la República, más esa vinculación es de carácter internacional. El señor Presidente de la República me ha declarado varias veces que “la demanda no solamente que no ha sido un fracaso sino un verdadero éxito, como piensa el canciller Gutiérrez”. Ahora, tengo una vaga sospecha y es la de que el Gobierno puede haber cambiado de pensamiento en esta materia; la renuncia inesperada del excanciller Gutiérrez lo demuestra porque habría surgido entre él y el

Presidente disidencias en materia internacional, de tal suerte que yéndose él ha sido llamado el señor Freyre a la Cancillería, para corregir el fracaso de Ginebra. El señor Gutiérrez se habría retirado en consecuencia silenciosamente, como buen patriota y yo y muchos ciudadanos también harían lo propio en caso de confirmarse mi sospecha.

El nuevo Ministro está dispuesto a rectificar ese fracaso, a buscar nuevos caminos apoyándose en el dictamen de los “tres”.

DOS CORRIENTES EN PUGNA

Debe tenerse en cuenta la alta trascendencia de esta actuación porque no se van a votar dos opiniones doctrinales, que sería lo de menos; se discuten dos corrientes: la una representada por tendencias diplomáticas, de componendas y acercamientos, al sistema antiguo, y la otra de carácter netamente jurídico afrontada con coraje, en el terreno del derecho, absolutamente. La primera es del señor ministro y la segunda mía. La votación decidirá, pues, de la verdadera orientación de las gestiones de Bolivia en el porvenir.

El Ministro ofreció, al hacerse cargo de la Cancillería, rectificar el fracaso de Ginebra, esas son sus palabras textuales. No es posible que los derechos de Bolivia sufran otro fracaso, el Ministro sabrá cómo ha de salvar sus compromisos, pero debo decir que el único medio de evitar fracasos era continuar las gestiones impugnando el dictamen de los “tres” y hasta el infinito.

¿EL GOBIERNO CAMBIÓ DE RUMBOS?

Como final del debate se presenta esta perspectiva: La mayoría de la opinión nacional apoya al actual Gobierno porque cree que éste sigue manteniendo sus opiniones en sentido de que la demanda no ha sido un fracaso. Pero la verdad como la luz no puede ocultarse, quien trate de guardar la braza en el bolsillo acabará por quemarse las manos. Desde el momento en que esa mayoría del pueblo se dé cuenta de que el Gobierno ha cambiado de opinión, que los rumbos de la diplomacia se han modificado, cambiará también de opinión, acerca del Gobierno, alejándose de él. Y si así sucede yo diré asimismo: no estoy más al lado del Gobierno. Y vosotros, debéis tener en cuenta que si no existe el mandato imperativo en nuestra patria existe; sin embargo otra sanción, que es aquella por la cual el representante, en sus actos debe consultar si obra con aquiescencia espiritual de su distrito.

A QUÉ SE REDUCE LA INTERPELACIÓN

Ministro.- El interpelante ha dado a la cuestión una magnitud que no la tiene. Todo cuanto ha dicho sobre contradicciones con el derecho boliviano se concreta con la aceptación del dictamen de los “tres”. Pero la política internacional no ha cambiado, no cambiará, porque está apoyada por las cámaras, por el pueblo y tiene sus raíces en el derecho.

LA RENUNCIA DE DON ALBERTO GUTIÉRREZ

La hipótesis del Diputado sobre las causales de la renuncia del doctor Gutiérrez, carece de todo fundamento. No ha habido disidencia ni en política interna ni en la externa; ha renunciado por motivos privados y personales. No existe disidencia de ideas entre el excanciller y el actual Ministro, sobre las futuras orientaciones de la política internacional, hay más bien solidaridad entre ambos.

Tampoco es cierto que el Ministro haya aceptado ni impuesto condición alguna al hacerse cargo de la Cancillería.

LA DEMANDA FUE MAL PLANTEADA

La interpelación se ha reducido, pues, a un pequeño punto referente al dictamen de los “tres” y se resuelve así: En vista de ese informe ¿conviene modificar la demanda o más bien sostener la anterior combatiendo el dictamen?

¿Qué situación crea a Bolivia ese dictamen? El fracaso ha sido solamente en un primer incidente. Los tres comisionados dicen: “En la forma que ha sido presentada la demanda no es aceptada”; dicen además la forma en que debemos presentarla nuevamente. Tan cierto es que la demanda fue mal planteada que los delegados bolivianos aceptaron el dictamen, ofreciendo presentar nueva demanda. Resolver la impugnación del informe, sería reparar el último fracaso a causa del primero porque es casi seguro que la Liga no rechace el dictamen y el Gobierno trata de precautelar los intereses nacionales al evitar este nuevo fracaso.

La cuestión no tiene esa trascendencia que le ha querido atribuir el interpelante; se trata únicamente del procedimiento y sabido es que para llegar a un fin existen varios medios. Puedo declarar ahora que las declaraciones del diputado de Sud Chichas han sido aceptadas por el Presidente de la República, por el consejo de gabinete, por el Canciller anterior y por el actual, por eso ha de modificarse el procedimiento, según las instrucciones que ha leído.

LA SESIÓN VESPERTINA

En la sesión vespertina de segunda hora volvió a hacer uso de la palabra el diputado interpelante insistiendo en que el dictamen de los “tres” ha sido antijurídico en general e injusto contrariamente contra Bolivia. Añadió que aquellos se han arrogado facultades que no tenían, limitando la extensión jurídica del artículo del Versalles en que se apoya Bolivia.

Se ha tratado únicamente de asustar a Bolivia para que los delegados nuestros, temerosos de un fallo definitivo, lo acaten y para que después la Liga pueda decir: “Yo nada tengo que ver si ha habido injusticia, yo no la he consumado, son los delegados bolivianos quienes han aceptado el dictamen de la comisión”. Esto puede explicarse; pero lo que no admite explicación, es que hay un abogado boliviano que afirme: “Así digo también yo, estoy conforme con ese dictamen”. No se entiende cómo haya bolivianos capaces de tomar a su cuenta esas afirmaciones, que significan la destrucción del derecho universal y especialmente del de Bolivia.

LAS CONTRADICCIONES DEL DICTAMEN

Analiza en seguida el dictamen, señalando sus contradicciones que caen como un balón, dice, de incapacidad conciencial para sus autores. Y es posible que sobre este dictamen pobre y antijurídico, Bolivia ha de edificar su porvenir internacional? La luz no se ocultará, a través de todo volverá a fulgir como el sol; digo esto al frente de las afirmaciones del señor Ministro”. Desde el primer día, ha puntualizado que venía como representante del poder Ejecutivo, en tal carácter dijo: “Protesto porque se me atribuye estar en contradicciones contra el Presidente de la República y con el consejo de gabinete; en realidad sostengo lo que sostiene S. E. y los ministros, estamos en total acuerdo”.

Ministro.- Me refería a la solidaridad en cuanto a política general del país y en la internacional, de acuerdo con la que desarrollara y la que se desarrolla actualmente; pero ahora, puedo afirmar que estoy de perfecto acuerdo con el señor Presidente de la República en cuanto al informe.
Tamayo.- Así será…

EL GOBIERNO YA NO ES REIVINDICACIONISTA

Si los delegados aceptaron el fallo de los “tres” contra las instrucciones de la Cancillería y ésta lamentaba ese desobedecimiento, es admirable que ahora, el Gobierno dé por bien hecho lo que ayer repudiaba como contrario al derecho de Bolivia. El Gobierno entonces traducía la opinión nacional ahora ya no. El acuerdo que existía entre mí y el Presidente de la República, a que me referí esta mañana, estribó precisamente en que consideraba a S. E. como un gran reivindicacionista, no en la forma sino en el fondo, no en la careta sino en la realidad; él me dijo que la demanda no fue un fracaso sino un éxito dentro de los relativo un gran triunfo de la diplomacia boliviana, y ayer (por el 11 de enero) el re presentante del Ejecutivo ha dicho que esa demanda ha sido un escandaloso fracaso…

UN DIÁLOGO PINTORESCO

Ministro.- No dije así y advierto que el debate fue en sesión reservada…

Tamayo.- No existe reserva porque sólo se han discutido los motivos.

Ministro.- Debe mantenerse en reserva.

Tamayo.- Si le place al señor Ministro, puedo mantenerla; no tengo inconveniente, pero no sé a qué tenga temor.

Ministro.- No tengo necesidad de la reserva porque he de probar al señor diputado que está solo en la opinión.

Tamayo.- No será la primera vez, también me dejó solo el ministro Zamora.

Ministro.- Lo siento mucho.

Tamayo.- La historia se repite…

Ministro.- Lo vuelvo a sentir…

El interpelante continúa examinando las contradicciones del Gobierno y concluye con estas palabras: “La gran bandera reivindicacionista, la hermosa tricolor que parecía flamear en manos de los gobernantes, está descendiendo poco a poco para volver a las manos de ese pobre pueblo único guardián persistente de los derechos patrios”.

LOS INFORMANTES NO SON DESCONOCIDOS

Ministro.- Debeos ajustar el debate a sus justos límites. No significa contrariar el derecho de Bolivia, tomar el dictamen de los “tres” como base para un nuevo procedimiento modificatorio del anterior que es errado. No quiero defender ese dictamen, pero debo decir que sus autores no son tres desconocidos como dice el interpelante; son tres delegados de naciones ante la Liga. Y no es posible que nos lancemos contra ella, contra todos los intereses creados que existen. Al afirmar el señor diputado está solo no he querido referirme al resultado del debate, sobre el cual no sé nada; quise decir que el Presidente, los ministros, los delegados de Bolivia y sus asesores juristas están de acuerdo con mi pensamiento.

RARA OBSTINACIÓN

El interpelante quiere que se sostenga la demanda tal cual ha sido presentada, contra toda opinión; no comprendo ese empeño, esa obstinación. Es pues evidente que solo la anfibología, la oscuridad de la demanda ha causado este fracaso incidental. Por último el informe de los “tres” es una adhesión a mis teorías como lo son los dictámenes de los asesores de Bolivia, Larneaux, Botella y el mismo Poincaré.

EL ÚNICO REMEDIO

Todos conformes en que había dos procedimientos: pedir a la Liga la revisión del tratado, por sí mismo y pedir que ella invite a Chile para esa revisión. Ahora conocido el mal, ¿cuál es el remedio? Es tomar por base esas opiniones y levantarse como sobre un pedestal y si la cámara no lo resuelve así, preciso será volver a la primitiva demanda y mucho temo que con ello se vaya a un nuevo y definitivo fracaso, a estrellarse contra una muralla.¿Qué tiene que hacer esa modificación en el procedimiento con el reivindicacionismo? ¿Qué vínculos tiene? ¡Puedo declarar que no hay nada más reivindicacionista en mayor grado que el Gobierno!

Nota: Para la elaboración de este artículo se recurrió a notas del periódico El Diario de enero de 1922.

(El presidente Bautista Saavedra y Ricardo Jaimes Freyre. Foto: repositorio.pucp.edu.p)