Cuál es la fórmula del éxito antiinflacionario en Bolivia?

¿Cuál es la clave para que nuestro país tenga la tasa inflacionaria más baja de América Latina y del mundo? La respuesta es simple: el Modelo Económico Social Comunitario Productivo que pone énfasis en la producción para el mercado interno y tener un Estado que participa directamente en la economía para tener el control de los posibles fallos coyunturales del mercado tanto nacional como internacional.
Según datos del Banco Central de Bolivia, la tasa de inflación acumulada a marzo de 2022 alcanzó a 0,39%, la más baja de América Latina y la cuarta más baja del mundo, noticia que ha creado desconcierto a nivel nacional e internacional, donde analistas lo atribuyen al buen manejo de las políticas económicas y sociales impuestas por el Gobierno nacional.
De acuerdo con el Programa Fiscal Financiero (PFF) 2022, se establece como objetivos un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de alrededor del 5,1%, una inflación de fin de período en torno al 3,3% y un déficit fiscal de aproximado de 8,5% del PIB, en consonancia con las políticas soberanas que consoliden la reconstrucción de la economía y el desarrollo social del país.
Para el analista Fernando Chuquimia, la política cambiaria implementada en el marco del Modelo Económico Social Comunitario Productivo ha permitido un tipo de cambio estable para mantener la inflación controlada y consolidar la bolivianización en la economía, pero esa medida económica no es suficiente, “a esto se suma la política de subsidios a la energía y los alimentos, costo que es asumido por el Estado y que, a diferencia del viejo modelo neoliberal, no se le traspasa la factura a las familias bolivianas”.

Analista económico
En este contexto, señala Chuquimia, la baja inflación en Bolivia se explica por una acertada combinación de políticas económicas y sociales que tienen como base el Modelo Económico Social Comunitario Productivo, caso contrario, y de seguir con recetas neoliberales, la inflación podría hoy rozar los dos dígitos como ocurre en varios países vecinos como Argentina o Brasil.
Lorgio Ardaya, también analista, declaró al matutino Ahora El Pueblo que en Bolivia se encuentra el nivel inflacionario más bajo que se tiene a nivel latinoamericano y considerando una inflación interanual entre abril del año pasado y marzo de 2022 se convierte en la segunda inflación más baja a nivel mundial después de las islas Maldivas.
Coincide con Fernando Chuquimia al señalar que el bajo índice de la tasa inflacionaria del país es mérito del Modelo Económico Social Comunitario Productivo, que está basado fundamentalmente en la demanda interna, en lo que producen y consumen los bolivianos, que es el motor en el que se basa el modelo.
Esta situación no es una casualidad, sino que hay una intervención por parte del Estado dentro la economía que hace que se tengan estos niveles de inflación baja.

Para Ardaya, esto obliga a todas las instituciones del Estado a protegerla, ya que siempre está latente el riesgo de una “inflación importada”, que es la que podría darse producto de otras economías fronterizas caracterizada por importar productos, con un costo más bajo de los que se producen en Bolivia.
Es en este contexto que la Aduana Nacional adquiere un papel muy importante a fin de poder controlar las fronteras, protegiendo así la producción nacional y por ende la economía nacional.
Otro factor relevante, según Lorgio Ardaya, para que los precios se hayan mantenido bajos es la presencia de la Empresa de Apoyo a la producción de Alimentos (Emapa), que participa en la economía como una institución nacional que ingresa a regular el precio a partir de la oferta de productos que puedan incrementarse, el caso por ejemplo del maíz, que es básico para la producción de la carne de cerdo y de pollo, frenando así la crisis alimentaria que es un fenómeno inherente a las contradicciones del modelo neoliberal.
“La clave para mantener niveles inflacionarios bajos son seguir manteniendo los niveles de producción que tenemos en el mercado interno, y lo segundo tener un Estado que participa directamente en la economía, para que a través de ello se pueda tener el control de los posibles fallos coyunturales de la economía de mercado, que obedecen fundamentalmente a la relación que tiene el país con otras economías”, explicó Ardaya.
Por otro lado, prosiguió, está la subvención de los combustibles que hace que productos como el diésel, la gasolina y el gas tengan precios económicos en la cadena productiva, el resto de los países basan sus economías en la exportación; en cambio, el país basa su economía en la demanda interna.
De esta manera se ha potenciado la demanda interna, que hoy no es la misma de hace 15 años, hoy en países como Brasil o la Argentina se ha mermado el poder adquisitivo de las personas por la devaluación, cosa que no ha ocurrido en la nación.
El modelo económico implica no solamente la apropiación del excedente por parte del Estado, sino fundamentalmente la redistribución del ingreso, que está generando el crecimiento económico en el país y, por ende, mejores condiciones de vida para las bolivianas y los bolivianos.

Círculo virtuoso de la economía, la clave del éxito del modelo boliviano
Muchos economistas y especialistas coincidieron que los países en vías de desarrollo deben propender a lograr un círculo virtuoso de la economía, en donde las grandes potencias del mundo ya se encuentran disfrutando de él desde muchas décadas atrás.
Para el analista económico Lorgio Ardaya, Bolivia está en un círculo virtuoso de la economía porque tiene un control de la inflación, un crecimiento que ha estado por encima de la media con el mayor nivel de crecimiento de Sudamérica y con una tasa baja de desempleo; entonces, enfatiza Ardaya, el modelo económico de estos últimos 15 años ha favorecido al país.

Los teóricos de la economía afirman que el círculo virtuoso se caracteriza porque el Estado debe estimular bajos tipos de interés para estimular los créditos que fomenten la producción y la reactivación de sectores vulnerables, además que este produce a la vez contar con más recursos para el consumo, ahorro e inversión.
En esa línea, para el presidente de la comisión de Planificación y Economía de la Cámara de Diputados, Omar Yujra, después de 2006, con la recuperación de los recursos naturales y la implementación del Modelo Económico Social Comunitario Productivo, se empieza a tener superávit en las cuentas fiscales, lo que permitió elaborar políticas sociales como también reinvertir esos recursos y generar mayor inversión pública, con una lógica de redistribución de los ingresos, que también está ligada directamente a los trabajadores, puesto que este ingreso que se genera en el país se redistribuye a todas y todos los bolivianos, y en ese marco el salario mínimo nacional y el haber básico empiezan a crecer y por ende las tasas de desempleo disminuyen.
* Ahora El Pueblo