Bolivia recuerda 143 años de la invasión chilena al puerto de Antofagasta

El 14 de febrero de 1879, desconociendo acuerdos internacionales, Chile irrumpió en las costas bolivianas. El país no renuncia a su derecho de volver al mar.
Un día como hoy, en 1879, fuerzas militares de Chile desconocieron acuerdos y mecanismos de arbitraje internacional e invadieron el puerto boliviano de Antofagasta.
Este día, hace 143 años, habitantes antofagastinos vieron en el horizonte el humo del blindado Cochrane y la corbeta O’Higgins que se sumaban al blindado Blanco Encalada surto en el puerto varios días antes.
El prefecto Zapata carecía de un mínimo de efectivos con qué encarar una defensa por lo que el desembarco de las tropas chilenas, que en número aproximado de 200 tomaron la plaza, fue un paseo. Los chilenos obligaron a Zapata, los funcionarios bolivianos y los pocos guardias armados, a abandonar la ciudad.
De los 6.000 habitantes de Antofagasta, 5.000 eran chilenos y solo 600 bolivianos, el resto de varias nacionalidades. La población chilena celebró la invasión y el señor Hicks, representante de la Compañía de Salitres furibundo antiboliviano, fue liberado y recuperados los bienes de la empresa.
Chile defendía cumplidamente los intereses del capitalismo inglés. Dos días después, el 16, los chilenos tomaron el centro minero de Caracoles.
La ocupación de territorio nacional se registró sin previa declaratoria de guerra. Los militares desembarcaron en el puerto, tomaron las instituciones públicas y desalojaron a los ciudadanos. Así las fuerzas extranjeras se apropiaron de más de 400 kilómetros de costa y 120 mil kilómetros de territorio.
Casi dos meses después de invadir territorio boliviano, Chile declaró recién formalmente la guerra a Bolivia, el 5 de abril de 1879.
Al respecto, el “Libro del Mar”, en el capítulo de los antecedentes históricos, rememora el escenario. “A inicios de la década de 1840, ciudadanos chilenos comenzaron a ocupar el Litoral boliviano y a explotar sin autorización los ricos depósitos de guano existentes en la zona, aprovechándose de la escasa población local y la poca presencia de autoridades bolivianas”.

“Como consecuencia, Chile pretendió extender su soberanía hasta el paralelo 23, en territorio boliviano. El gobierno de Hilarión Daza protestó formalmente y quiso solucionar la cuestión amistosamente”.
El 10 de agosto de 1866 se firmó un tratado de límites que fijaba la frontera en el paralelo 24, el cual establecía que la explotación de guano, metales y minerales, comprendida entre los paralelos 24 y 25, “sería mancomunada”.
El 6 de agosto de 1874 se firmó el segundo tratado de límites, que confirma la frontera en el paralelo 24 y los derechos de explotación de guano para Chile hasta el paralelo 23.
Codicia chilena
“Las riquezas conjuntas de Perú y Bolivia para los chilenos”, decía un acápite de la carta que Diego Portales, ideólogo del Estado chileno, escribió a Manuel Blanco Encalada, primer presidente de Chile y creador de la Armada, el 10 de septiembre de 1836.
Además, Portales consideraba que la creación de la Confederación Perú-Boliviana era una amenaza para Chile, por lo que impulsó la guerra.
El general e historiador boliviano Luis Alcázar, autor de 250 Agresiones de Chile a Bolivia por la Cuestión Marítima, señaló que la invasión “comenzó el 31 de octubre de 1842, cuando Chile sancionó la Ley Rengifo, por la que se adueñó de forma arbitraria de las guaneras y covaderas de Mejillones y Atacama, lo que generó la migración de ciudadanos chilenos para explotar esas riquezas”.
Desde entonces, según Alcázar, el país vecino tuvo 37 años para preparar las acciones militares y el pretexto que utilizó para el desembarco fue el impuesto de 10 centavos por quintal de guano y salitre exportado que determinó el gobierno boliviano, el 14 de febrero de 1878, el cual debería pagarse a partir de 1879.
El Gobierno dispuso dicho impuesto, pues en 1877 un terremoto, seguido de un maremoto, arrasó la costa boliviana y devastó ese territorio.
Toma de prisioneros y saqueo en Antofagasta
Antofagasta, el 14 de febrero de 1879, vivía en medio de una tensa situación porque era el día fijado por el Gobierno boliviano para el remate de la Compañía de Salitres y Ferrocarril.

Los chilenos, que eran la mayoría de la población, acordaron no permitir el remate y la compañía no aceptaba que se aplique el impuesto de 10 centavos por cada quintal de salitre exportado.
Ese día, el coronel Emilio Sotomayor, comandante de la fuerza chilena de desembarco, envió al prefecto del departamento del
Litoral, Severino Zapata, sin previa declaración de guerra, una conminatoria de rendición incondicional.
Ante el lógico rechazo tomó Antofagasta con 200 soldados, a los que se unen 3.000 civiles chilenos que trabajaban en la ciudad.
Alrededor de 60 gendarmes bolivianos fueron tomados prisioneros y comenzó el saqueo. Las poblaciones costeras de Antofagasta, Mejillones, Cobija, Tocopilla y otras son ocupadas por las tropas chilenas. (José Zurita Eguino, director del Museo Histórico Naval).
Geografía y división administrativa

La región está ubicada en el Desierto de Atacama y por el este limita con el altiplano. La zona es seca aunque el río Loa permite agricultura a sus orillas. En 1879 los principales poblados eran Antofagasta (puerto), Salar del Carmen, centro de la explotación del nitrato, Mejillones (puerto), Tocopilla, Cobija (puerto), Calama y San Pedro de Atacama. También el Mineral de Caracoles, que había llegado a ser un importante centro de la explotación de la plata.
El departamento boliviano comprendía, por el sur, desde el paralelo 24°S, que era el límite entre Bolivia y Chile fijado por el tratado de 1874 hasta la desembocadura del río Loa que era a menudo el término utilizado para denotar la frontera con Perú, dado que esa frontera completa nunca fue fijada en terreno y existen mapas contemporáneos con diferentes límites. (Ver el mapa de M. Paz Soldán, donde la frontera cruza el río Loa y termina al sur de su desembocadura. En el mapa de Eduardo Idiaquez la frontera no cruza el río, sino que coincide hasta la desembocadura).
La franja desde el paralelo 24°S hasta el 23°S fue la reivindicada por Chile en febrero de 1879. La zona norte del Litoral boliviano (Tocopilla y Cobija), entre el paralelo 24°S y la frontera del Perú, no fue reclamada ni ocupada por Chile inicialmente.
La frontera oriental del departamento no estaba consensuada entre Argentina y Bolivia, y sería posteriormente objeto del litigio de la Puna de Atacama.
El viaje desde la costa hasta La Paz a través del desierto, la Cordillera de los Andes y el altiplano demoraba 14 o 15 días por regiones prácticamente deshabitadas lo que impidió, por lo menos en parte, la explotación de la zona desde Bolivia, pero también su defensa.

